La traducción audiovisual: consejos y curiosidades

Los traductores no traducimos los títulos de las películas. Ah, y cuando traducimos una peli, no ponemos la voz a un personaje en concreto, sino que hemos traducido el guion (traducción para doblaje) u orquestado los subtítulos (traducción para subtítulos), por ejemplo.

Una vez aclarado esto, podemos empezar a explicar de qué vamos a hablar hoy. Como se puede deducir por lo dicho arriba, hoy nos toca mojarnos con la traducción audiovisual (TAV). El pasado viernes 12 tuvimos el placer de asistir a una charla organizada por la Universidad San Jorge en la que aprendimos mucho de los ponentes: Ana Mallo y Xosé Castro.

Imagen de @mallotraducion
Imagen de @tciUSJ

La traducción audiovisual abarca los servicios de traducción en los que un texto, tanto oral como escrito, interactúa con la imagen y el sonido. Los ejemplos más evidentes son los guiones y los subtítulos, pero también pertenecen a este grupo las audiodescripciones o los subtítulos para sordos. Además de las dificultades «habituales» de la traducción de un texto en papel, la traducción audiovisual incluye retos como:

  • La necesidad de sincronizar los labios con lo que se oye o los tiempos con los planos.
  • El límite de caracteres de los subtítulos.
  • Las referencias culturales que se ven en pantalla y que, por lo tanto, no se pueden cambiar.
  • Los acentos y la posible mezcla de lenguas en el vídeo original.

Ana Mallo nos detalló las fases que sigue el proceso de doblaje para que pudiéramos entender la enorme cantidad de profesionales que forman parte de la cadena que nos permite disfrutar de los vídeos en nuestra lengua materna.

  1. Adquisición del texto.
  2. Fase de producción del vídeo.
  3. Traducción: lo ideal es que al traductor le envíen una copia del guion original y otra del vídeo original, aunque no siempre es así. Por ejemplo, por motivos de confidencialidad, en el vídeo que enviaron a los traductores de Star Wars solo se veían los labios de los personajes. Nada de spoilers, amigos.
  4. Ajuste: el ajustador o el director de doblaje comprueban la sincronía de los labios y la imagen con lo traducido. ¿Se nota mucho que está traducido? ¿Es demasiado largo lo que dicen? A retocar, entonces.
  5. Dramatización: los actores de doblaje leen este nuevo guion y dan voz —y vida— a los personajes. Se dice que el cine es la mejor carta de presentación de un actor de doblaje, puesto que se cobra mejor por un anuncio que por una peli. ¿Os lo podéis creer?
  6. Mezclas: el técnico de sonido se encarga de que todos los sonidos (voz, música, efectos sonoros) estén limpios y en su sitio. A pesar de lo común que es el doblaje en España, no existe ningún grado universitario para ser técnico de sonido. Qué fuerte, ¿no?

Por otra parte, los subtítulos para sordos incluyen anotaciones relativas al sonido, como por ejemplo «portazo» o «maullido». Tened en cuenta lo importante que es todo lo que oímos en un vídeo, más allá de los diálogos. La música, los efectos, los sonidos ambientales… ¿os imagináis ver Psicosis sin música, o no oír los ruidos de los tacones de las protagonistas de Sexo en Nueva York? Además, existe un código de colores para saber más fácilmente quién está hablando. Los subtítulos para sordos tienen que recoger lo mejor posible todos estos estímulos para que la persona sorda se emocione tanto como la persona oyente.

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Los sordos pueden seguir un vídeo gracias a los subtítulos pero, ¿y los invidentes? ¿Cómo pueden «ver» ellos una película? Pues gracias a las audiodescripciones que, por cierto, son súper curiosas. Al estar destinadas para invidentes describen oralmente el ambiente y los gestos de los personajes, todo lo que sea importante para que puedan disfrutar del argumento de la película. Aquí tenéis dos enlaces de vídeos con audiodescripciones. Podéis cerrar los ojos para ver si seguís bien lo que está ocurriendo. ¡Ah!, y no solo sirven para vídeos, también existen audiodescripciones de, por ejemplo, cuadros.

Siguiendo con el tema del doblaje, Xosé Castro destacó una serie de máximas que hay que tener muy en cuenta al doblar una película. Y no es que hay que hacerle caso porque sea profesor, no, es que hasta sale en Wikipedia. Según él, para traducir no hay que ser bilingüe, sino biculto, porque no solo de idiomas va la cosa.

Hay que tener muy en cuenta cuándo se está desarrollando la acción y quién es el personaje que habla. Por ejemplo, no va a decir un señor del siglo XIX un «Me flipas, tía». Sería un poco raro, ¿no? Al entrar a una sala de cine, el espectador acepta que todo lo de la peli es real. Es lo que se conoce como la suspensión del descrédito. Que viene un dragón rosa, te lo crees, no hay problema. Que aparece un caballero, te lo crees, todo correcto. Pero si de repente este dice «¡Acabaré con su vida!», ya no resulta tan creíble. Te mato, pero te trato de usted, ala.

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El traductor no debe violar la suspensión del descrédito. Igualmente, hay que pensar en lo que diría el personaje. Igual nosotros utilizaríamos cierta expresión, pero… ¿lo haría un gánster de los 50? ¿Un político de los años 20? Además, esta expresión debe sonar natural, algo que suele complicarse con los tacos, puesto que en algunos países se insulta más que en otros o tienen más fuerza. Por ejemplo, en España insultamos muchísimo, pero en Gran Bretaña quedaría muy raro llamarle imbécil a alguien sin una buena razón. Ah, y como apunte, en una situación real en España no solemos decir «jodido», así que no más «jodidos», por favor. Suena mucho más natural un «¡Dame la pistola, coño!» o «¡Dame la puta pistola» que un «¡Dame la jodida pistola!».

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Otro punto consiste en adaptar las referencias que el espectador no vaya a entender. Lo ideal es crear el mismo efecto en el espectador de la versión traducida que el de la versión original. Por eso el humor es muy difícil de traducir. En muchas ocasiones, se apoya en referencias culturales propias de un país… ¿o entenderían los portugueses una broma sobre Belén Esteban?

No obstante, la imagen es la Biblia para el traductor audiovisual. Lo que salga en pantalla siempre es lo que predomina. Si hablan de que la Coca-Cola es verde y en la imagen sale una lata verde, no podemos hacer que el personaje diga que es roja, aunque sea así en España.

Para terminar, solo podemos agradecer a la universidad que nos invitara y a los ponentes que compartieron su conocimiento con nosotras y que nos hicieron pasar un rato tan divertido. ¡A Dios pongo por testigo de que nunca pondré un jodido!